PASTORES DE UXAMA POR EL MUNDO

Pastor soriano (Foto: José Ortiz Echagüe )
En un tiempo en el que los pastores abandonaban los pueblos y marchaban a extremar, las mujeres celebraban reuniones nocturnas al calor de una vieja chimenea acampanada. Estos son los "trasnochos", momentos en los que se relataban viejas historias y leyendas que la memoria no ha podido enterrar mientras se cosía, hilaba y cardaba la lana. Aquí va el nuestro en particular...
A partir de los datos históricos que refrendan la existencia de desplazamientos trasterminantes de piaras entre Tierras Altas (San Pedro Manrique) y Tierra del Burgo (Aldehuela de Calatañazor) como forma de pastoreo tradicional practicado en la región soriana al menos hasta el siglo XVII, así como la posibilidad de que la raza existente fuese la perteneciente al Tronco porcino celta, más resistente y preparado para llevar a cabo dichos movimientos, podemos sugerir que para la etapa celtibérica pudiese haber sido en cierta medida similar. De ser así, se haría necesario el establecimiento de lazos de hospitalidad entre los pueblos implicados que garantizasen la seguridad de los porqueros, siendo enormemente sugerente la relación que pudiese tener al respecto el cercano hallazgo de la tésera de hospitalidad del siglo I a.C. con silueta de cerdo procedente de Uxama (Osma), la cual cuenta con una inscripción en silaboalfabeto celtibérico en la que se aprueba a través de dos legados, la acogida, el hospedaje y la protección de una figura forastera, quizá procedente de la Rauda hispanorromana del itinerario de Antonino.
En este sentido la diplomacia y el hábito hospitalario del que se hacen eco las fuentes clásicas (Diodoro de Sicilia: V, 34), parece ponerse de manifiesto a través de esta pieza celtibérica del siglo I a.C., aunque probablemente esté recogiendo y materializando prácticas que son mucho más anteriores.
Las téseras de hospitalidad se nos presentarían como uno de los pocos testimonios que nos han llegado, en un momento ya tardío, sobre aquellos posibles acuerdos de libre circulación de personas, objetos o bienes de intercambio comercial, e incuso como compromisos de defensa mutua sellados entre dos comunidades y refrendadas mediante sanción religiosa. De este modo, la hospitalidad estaría estrechamente ligada a las relaciones personales establecidas en la organización sociopolítica indígena, organizada en torno al prestigio social y la auctoritas de unas élites que alcanzan un estatus elevado a partir de su habilidad guerrera (virtus), de su riqueza (pecunia, del latín pecus, que significa "rebaño" o "ganado”), de su nobleza (nobilitas) y por su habilidad a la hora de tejer una base clientelar.
Sin embargo, en cuanto a su significado, éste nos parece ir más en consonancia con las interpretaciones de Gómez Pantoja, Salinas y Sánchez Moreno, es decir, vinculado posiblemente con prácticas ganaderas móviles que asegurasen el libre tránsito de pastores y ganados, o bien para el aprovechamiento de pastos o bellotas, de ahí el tamaño menudo habitual de estas piezas, las cuales serían fácilmente trasportables a modo de contraseña. En este sentido, cabría la posibilidad de que fueran la llave para la realización de movimientos de ganado, ya que reducirían considerablemente el riesgo y el tan insistente clima de inseguridad aludido para estos momentos, que por otra parte sería igual de complicado para el comercio y no por ello dejó de llevarse a cabo.
Ya en época celtibero-romana, se ha planteado la existencia de posibles desplazamientos de pastores trashumantes en base a la localización de hallazgos de lápidas funerarias procedentes de las ciudades arévacas de Uxama (Osma, Soria) y Clunia (Coruña del Conde, Burgos), las cuales se distribuyen a lo largo del trazado de la cañada Soriana Occidental que desciende hasta los invernaderos extremeños y béticos. En concreto, para las de Uxama, contamos con los testimonios de los uxamensis argaelorum del epitafio de Cáceres, dos incripciones (quizá tres) que contienen un uxamensi aparecidas en las murallas de Segovia, otras dos más en León, e incluso un número impreciso de Argaeli en Segobriga (Cuenca), Caldas de Vizella (Portugal) y en un altar de Cacabelos (León).
Resulta llamativo que, dentro del corpus de incripciones latinas documentadas que hacen alusión a forasteros, sea amplia la representación de nombres procedentes de sendas ciudades arévacas, además de que la presencia de estas gentes debió ser considerada importante como para ser identificados como grupo social, llegando incluso a adoptar en algunos de los casos citados, un cognomen que derivaría del étnico de los uxamenses. No obstante, la llegada de estos forasteros no parece poder justificarse ni por tratarse de militares, ni por ocupar cargos públicos, pero tampoco pueden ser del todo explicados en base a migraciones relacionadas con la explotación minera, tal y como fueron interpretadas inicialmente, ya que en muchos de estos lugares este tipo de actividad no tendría especial relevancia. 
Lápida hallada en Segovia (CIL II, 2732) con la siguiente inscripción: 
“G(aio) · Pompeio · Mu/croni · Uxame/nsi · an(norum) · XC · sodales / f(aciendum) · c(uraverunt). “Sus compañeros hicieron que esto se le erigiera a Gaius Pompeius Mucro, ciudadano de Uxama, (muerto a) la edad de 90 años”.


Lo cierto es que esta hipótesis resulta enormemente sugestiva, que de poder confirmarse a partir de la aparición de nuevos descubrimientos, vendría a confirmar lo que ya se intuye en base a la coincidencia con las rutas pastoriles ovinas que se han venido empleando desde tiempo inmemorial, aunque las dificultades de poder determinar este tipo de prácticas resulte una labor casi imposible, dado que apenas dejan huella arqueológica.
Artículo completo y bibliografía: LOS CUSTODIOS DEL GANADO

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